Norte de Marruecos en 3 días

Marruecos como país

Es un país árabe que se encuentra en el norte del continente africano. Es un país bañado por el océano atlántico y el mar mediterráneo. Es una monarquía constitucional en al cual el rey es Mohamed VI. Su capital es Rabat. En Marruecos la religión predominante es el Islam suní. En este país hay dos idiomas oficiales, el árabe y el bereber; y se hablan otras lenguas entre las que está el español. Por último, comentar que su moneda es el Dirham marroquí, y que el cambio con el euro es: 10 Dirham ↔ 1€.

En cuanto al viaje, tengo que decir que ha sido muy distinto a los que yo acostumbro a hacer. Éste, lo he realizado con un grupo a través de una agencia de viajes.

Día 1.

Salimos a las 02:15 am del viernes de Huelva. El trayecto en bus se hizo eterno hasta Algeciras, dónde cogimos el ferry con destino, Ceuta. Durante todo el camino hubo lluvia constante, y ésta no nos abandonó hasta la tarde del sábado. La empresa del ferry, os debe de dar dos papeles que se tienen que rellenar y entregar en la frontera a la entrada al país y otro a la salida. Son indispensables.

Cuando llegamos a Ceuta, hicimos un pequeño recorrido por la ciudad autonómica pero con el temporal fue misión imposible bajar del bus. Tras este fracaso nos dirigimos a la frontera, en la cual nos tuvieron retenidos nada más y nada menos que 2 horas y media. No es lo normal, pero debes estar preparado por si ese día no hay el suficiente personal, no les vale el puesto de trabajo que has puesto o simplemente se te cuelan vehículos. Yo, en mi asiento del bus, pensaba que no podría haber empezado peor el viaje.

Tras esas horas insufribles, pasamos la frontera y nos dirigimos a Tánger. Antes de llegar a una de las ciudades más importante de Marruecos, hicimos parada en Asilah. Aquí comimos e hicimos una breve visita. De la comida no puedo hablar mucho porque al estar en un grupo, eran menús concertados. Comida típica marroquí, probamos la justa. En cuanto a la visita a Asilah, fue express, ya que llevábamos 2h y media de retraso.

Cuando llegamos y entrábamos en Tánger, pudimos vislumbrar el tamaño de esta ciudad y el número de personas que en ella habita. Atravesamos la ciudad y llegamos al hotel. Tánger antiguamente fue una ciudad internacional, en ella vivían personas de España, Italia, Inglaterra, Francia y E.E.U.U., cada uno en sus respectivos barrios. Debido a esta afluencia existían muchos casinos, cabarets, bares… Por lo que Tánger es una ciudad en al que se puede disfrutar de una diversa vida nocturna como pude comprobar después, ya que desde el hotel escuchaba música en directo proveniente de los pubs y cuando nos dispusimos a tomar algo, había mucho donde elegir.

Tras relajarnos un rato y cenar en el hotel, buscamos una tetería donde tomar un buen té moruno.

Este típico té marroquí, es un té verde con sabor dulce que se sirve con hierbabuena (hojas y tallos en conjunto) y muy caliente. Luego nos dirigimos al hotel a descansar, había sido un día agotador.

Día 2. Chefchaouen

Este día nos levantamos dispuesto a ver el mercado y la medina de Tánger antes de ir a Chefchaouen o Chaouen.

El mercado en Tánger es el domingo. Allí, como nos comentó el guía, destacan una serie de mujeres con trajes y sombreros tradicionales. Estas mujeres bajan desde las montañas a Tánger para vender sus productos. Ellas bajan de las montañas montadas en su burro hasta las afueras de la ciudad. Allí, en las afueras cogen un autobús que les acerca a la zona del mercado. En el mercado puedes encontrar cualquier tipo de hortaliza y fruta, además de pescado o carne, al igual que en todos.

Tras la visita al mercado, nos dirigimos a la medina, que en árabe significa “ciudad antigua”. Básicamente es el casco antiguo de la ciudad. Aquí ya empezaba a gustarme mucho más el viaje. Lo siguiente que hicimos fue viajar a Chefchaouen.

Tras la comida concertada en el hotel, dimos una vuelta por el pueblo acompañados de una persona que era natural del pueblo y que llevaba más de 40 años haciendo de guía. Se llamaba Ahmed, aunque su alias era Toto.

Tras la visita con Ahmed al pueblo tuvimos tiempo libre (parece que hemos vuelto al colegio), y lo aprovechamos para perdernos por las calles azules del pueblo, ver su plaza emblemática, tomar un té moruno en un bar típico del pueblo, ver la mezquita, entrar en las tiendas y practicar el deporte nacional de Marruecos, el regateo.

Día 3.

Este tercer y último día, fuimos a las afueras de Tánger para ver el cabo Spartel y las grutas de Hércules. El cabo es el lugar donde se mezclan el océano atlántico y el mar mediterráneo.

En las grutas de Hércules se puede ver una abertura de la roca donde las olas rompen con fuerza. Esta abertura tiene la forma del continente africano. Tras visitar el cabo y las grutas, nos dirigimos a Tetuán, conocida como “la paloma blanca”; de hecho tienen una fuente con una figura de una paloma.

Esta ciudad, fue colonia española, por ello muchos habitantes hablan castellano. Antes de comer y regresar a España, visitamos la medina, la cual estaban arreglando. Mientras transitábamos por ella encontramos mucha basura esparcida por las calles.
Cuando llegamos al palacio real, había una manifestación, por lo que no pudimos verlo. Ya en el restaurante, con espectáculo musical y danza, comimos tajine de pollo.

Tras la breve visita a Tetuán fuimos a la frontera. Esta vez nos llevamos el tiempo normal. Una media hora o unos cuarenta minutos. Llegamos a Ceuta y nos montamos en el ferry, dando final a este viaje.

Ahora sí, me despido de ti viajero. ¡Hasta la próxima!

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