En Arcachon hay varias cosas que hacer: una de ellas es la visita del Cap Ferret. Visita que si no dispones de vehículo, te recomendamos que al menos le dediques un día. Otra opción es tener el alojamiento en esa parte de la bahía.
¿Dónde está el Cap Ferret?
Esta extensa zona, mirando el mapa, se encuentra en frente de Pyla sur Mer, una pedanía fundada cómo una estación balnearia, que tiene una «y» en su nombre para darle un toque exótico.

En la imagen anterior se aprecian diferentes recorridos que teniendo salida desde Arcachon hacen paradas en diferentes partes de la bahía. Por desgracia, nosotros no llegamos a tiempo ya que dedicamos nuestro día a visitar la duna de Pilat en bici, cosa que recomendamos encarecidamente. Al llegar al embarcadero, todas las excursiones habían partido.

La única opción disponible para poder atravesar la bahía era coger un barco que cruzaba en dirección al Cap Ferret. Ese día, todo iba al límite, cogimos el barco a dos minutos de que partiera. Era un boleto de ida y vuelta. Pensamos que volviendo a las 20:30h sería suficiente para ver la zona y un condicionante muy importante, el último tren de vuelta a Burdeos era las 22h.
Cuidado aquí porque en la web de SNFC, el horario que te marca no es de la salida del tren, sino el de llegada al destino.
¿Fue buena idea ir al Cap Ferret?
Ya en el barco, cruzando la bahía, decidimos comprar el ticket de vuelta a Burdeos, no queríamos dejarlo para lo último. De repente, palidez en la cara. Silencio. El último tren llegaba a Burdeos a las 22h. La hora de salida era las 21:06. La vuelta del cabo a Arcachon era a las 20:30, y aproximadamente la travesía tenía una duración de 30 min. Si todo salía con puntualidad británica, del muelle a la estación había 11 minutos andando aprox. No salían las cuentas.
En el trayecto restante al Cap Ferret, sólo se escuchaba el ruido del motor y cómo el casco del barco acuchillaba las olas de la bahía. Antes de llegar al cabo, teníamos que encontrar una solución en caso de no llegar a tiempo al tren. Buscamos alojamiento en Arcachon, carísimo. Buscamos otro tipo de transporte a Burdeos, nada de nada. Lo único que veíamos factible era comprar un billete de vuelta a Arcachon y dejar el Cap Ferret para otro viaje.
Cuándo llegamos al cabo, al bajarnos del barco, hablamos con el capitán. Se nos cayó el mundo a los pies cuando nos dijo que el barco no salía de vuelta hasta la hora fijada y que sintiéndolo mucho no había ninguna otra compañía que pudiese llevarnos de vuelta antes de las 20:30h. Resignados a probar suerte, decidimos seguir con el plan y realizar la visita al cabo.
Contestando a la pregunta, no; no fue buena idea visitar el Cap Ferret. Los motivos: Las distancias eran muy grandes para ir caminando y no era factible alquilar una bici, por lo que sólo pudimos ver una pequeña parte de la zona. Eso sí, ahogamos las penas con alguna que otra cerveza mientras esperábamos a la hora fatídica, las 20:30.
Es de bien nacido, ser agradecido
Son las 20:30h, el capitán y su compañero están esperando a todos los pasajeros para comenzar el trayecto de vuelta. Antes de subir, le recordamos nuestra situación y nos intenta tranquilizar diciendo que va a intentar ir lo más rápido posible, sin perjudicar al resto de pasajeros. Nos quedamos más tranquilos cuando vemos que lo comunica por el micrófono cuando se presenta, comentando que teníamos el tren a las 21h, y que por petición nuestra va a ir un poquito más rápido.
Son las 20:45h y llegamos al puerto de Arcachon. Cumpliendo su palabra, llegó antes de tiempo. La mitad de tiempo, de hecho. Nos había salvado de tener que dormir en Arcachon a precio de oro.
Antes de abandonar el barco, nos despedimos del capitán y aparte de las gracias por su ayuda, le dimos una propina. ¡Qué feliz éramos sabiendo que las cervecitas de después del trabajo iban a estar pagadas por DSAM!